mis versos no valen nada
por eso los entrego
nunca los vendo
la belleza regalada
y sin comercio
porque la poesía
no tiene precio
y si piensas en mí
sin saber que te quise
ignorando que mi amor
tan tierno
bebió en tu luz
y en tu sonrisa
sin apenas rozarte
desde el puro sentir
con que mi corazón
detenido observaba
tu líquida belleza
la irisación de tu presencia
Y todo ya pasó
pasó como la tarde
que entrecomilló el sol,
pasó como quien come
melón en la cocina
y no se apura luego
por el aleteo sereno
del anochecer
mientras crecen anémonas
en el jardín de los ojos
donde fuimos furtivos
puente y río,
agua corriente
y hoja caída.
Pasamos nosotros
como pasa esta hora.